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¿Qué tipo de venta estás realizando? Y cómo la nueva Ley de Transparencia Social puede afectar tus utilidades?

Venta de acciones o participaciones

Cuando se habla de “vender una empresa”, es importante tener claro qué tipo de operación se está realizando, porque el tratamiento de las utilidades acumuladas cambia completamente según el caso.
Además, con la entrada en vigencia de la Ley de Transparencia Social 2025, las utilidades tanto las distribuidas como las retenidas tienen implicaciones tributarias nuevas que todo empresario debe conocer antes de cerrar una negociación.Este es el escenario más habitual cuando un inversionista compra una empresa en marcha.
Aquí no se vende la empresa en sí, sino las acciones o participaciones que representan su propiedad.La persona jurídica sigue siendo la misma: conserva su RUC, su contabilidad, sus contratos y también sus utilidades acumuladas.

En la práctica:
Las utilidades no se consideran distribuidas al momento de la venta. Sin embargo, si el nuevo propietario decide distribuirlas después, deberá pagar el impuesto del 12 % sobre utilidades establecido por la Ley de Transparencia Social.Además, si permanecen retenidas por mucho tiempo, podrían estar sujetas al gravamen adicional de hasta el 2,5 % sobre utilidades no distribuidas.

Venta del negocio (activos y pasivos)

Cuando lo que se transfiere son los bienes, derechos y obligaciones del negocio como equipos, inventario o marcas pero no la sociedad legal, las utilidades acumuladas deben liquidarse o distribuirse antes del traspaso.En este caso, la empresa vendedora se queda con esas utilidades y, si decide distribuirlas, también le aplica el nuevo impuesto del 12 %.
Este tipo de venta es común cuando se busca vender solo la operación o la marca, pero mantener la compañía original para otros fines.

Liquidación de la empresa

Si la decisión es cerrar la sociedad y repartir los activos entre los socios, las utilidades retenidas se consideran distribuidas automáticamente al momento de la liquidación.En consecuencia, están sujetas al impuesto sobre dividendos bajo los parámetros de la Ley de Transparencia Social, igual que cualquier otro reparto de utilidades.

Conclusión práctica:

Antes de vender una empresa, conviene revisar el estado de las utilidades acumuladas y decidir si es mejor distribuirlas antes del traspaso o mantenerlas dentro de la compañía.

Una revisión contable y tributaria oportuna puede evitar pagos innecesarios, discusiones con el comprador y, sobre todo, sanciones futuras del SRI.
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